La tradicional fiesta se organizó mediante reuniones abiertas con los vecinos y, según contó la intendenta, hasta ella misma pagó su entrada. “No hay magia, es trabajo y organización”, afirmó Alicia Oviedo, presidenta municipal de Federal.
“Con enorme alegría les comparto que el Festival Nacional del Chamamé –Edición Dorada– cerró con un saldo positivo de $98.678.516,27”, anunció Oviedo la semana pasada, una vez finalizado el balance.
La 50ª edición del emblemático evento se llevó a cabo del sábado 1° al domingo 9 de febrero de 2025.
“Soy netamente chamamecera, tengo 61 años y conozco el festival desde su primera edición. Comencé a colaborar en 1992, de manera voluntaria”, expresó Oviedo en diálogo con El Entre Ríos. Las últimas dos ediciones la encontraron presidiendo la comisión organizadora. “En 2024 tuvimos un superávit de 5 millones de pesos. Asumimos en el municipio el 11 de diciembre de 2023 y tuvimos solo un mes y medio para organizarlo”.
“El Festival Nacional del Chamamé de Federal fue popular, pero también de muy buena calidad, tanto en lo artístico como en los servicios que se prestaron”, sostuvo.
Al repasar los orígenes de la fiesta, contó que “eran tres noches de artistas chamameceros que se realizaban en distintos lugares, hasta que en la 7ª edición se estableció en el anfiteatro Francisco Ramírez”.
Durante la 3ª edición, algunos músicos solían almorzar en un quincho abierto mientras tocaban sus temas. La gente comenzó a reunirse a su alrededor y así nacieron las bailantas, otro de los momentos tradicionales del festival. “Actualmente se realizan los sábados y domingos previos por la noche, y durante el fin de semana principal del festival (de viernes a domingo), por la tarde. Como el festival, al principio no tenían un lugar fijo, pero luego el municipio adquirió un predio que hoy también funciona como cancha de fútbol”.
En 2016 se incorporaron las peñas nocturnas, que se celebran de lunes a miércoles. El jueves se llevó a cabo la final del certamen “Nuevos valores”, donde cada año se consagra a un nuevo artista.
Nueve días de fiesta
“En las bailantas y peñas participaron artistas que se ofrecieron a tocar, algunos emergentes y otros ya consagrados, tanto locales como de otras provincias”, explicó Oviedo.
El único evento pago fue el del festival mayor, que se desarrolló en el escenario “Ernesto Montiel”, donde este año actuaron tres artistas locales por noche y diez invitados de otras localidades, todos de excelente nivel.
La final de “Nuevos valores” se realizó también en el escenario mayor, con entrada de $3.000, ya que se sumaron espectáculos adicionales.
Para los residentes del departamento Federal se ofreció un bono con entradas más económicas. Entre octubre de 2024 y el 7 de enero de este año, se vendieron 2.000 bonos a $18.000, con posibilidad de pagarlos en tres cuotas. Incluían la entrada del jueves y una noche a elección entre viernes, sábado o domingo. Además, el jueves 6 fue gratuito para jubilados, pensionados y menores de hasta 15 años.
También se vendieron 1.500 entradas anticipadas a $10.000, mientras que en puerta costaban $15.000 ($10.000 para jubilados), para las noches del viernes 7, sábado 8 y domingo 9.
Producción local y organización
El predio contó con stands de exposición y venta, donde se priorizó a artesanos y emprendedores locales, aunque también participaron feriantes de otras localidades. Hubo un patio de comidas rápidas y una cantina en el anfiteatro donde se vendían choripanes.
“La cantina de las bailantas, peñas y del festival fue explotada por la comisión organizadora, lo que nos permitió aumentar los ingresos. Antes no era así, pero lo implementamos como una alternativa para generar más fondos”, indicó la intendenta.
“Hubo predios de bailanta tanto en la cancha como en el anfiteatro. En el escenario siempre hubo parejas de ballets locales mostrando su arte, porque el chamamé es encuentro, baile y música”, resaltó.
Durante las bailantas se cobró estacionamiento, cuya recaudación estuvo a cargo de los Bomberos Voluntarios por la noche y de los clubes locales durante el día. En el anfiteatro, los puestos permanentes estuvieron administrados por instituciones como iglesias, clubes deportivos y la residencia municipal de adultos.
La edición 2025 fue particularmente exitosa en términos de convocatoria, favorecida por el buen clima y la celebración de los 50 años del festival. Se estimó un promedio de 9.000 personas por noche, con picos de hasta 12.000.
Como parte de los festejos, se organizó un evento especial llamado “24 horas ininterrumpidas de chamamé”, que comenzó el sábado 14 de diciembre a las 8:30 y finalizó el domingo 15 a las 13:40, sumando casi 30 horas de música. También hubo cantina, feria de artesanos, patio de comidas y venta de tortas fritas por parte de instituciones locales. Los ingresos se sumaron al total del festival.
El municipio alquiló 5.000 sillas que se ofrecieron gratuitamente a los asistentes. También se permitió el ingreso con sillones o reposeras. Hasta ahora, se permitió entrar con conservadoras, aunque esta medida está siendo evaluada.
Federal no cuenta con suficiente infraestructura turística, pero el camping municipal ofreció buenos servicios. “La gente hizo su propia peña ahí. En Federal se escucha chamamé todo el año, pero durante el festival hubo fiestas en casas, grupos tocando y el camping se llenó de gente”, relató Oviedo.
Organización y transparencia
La comisión organizadora se conformó por ordenanza, con la presidencia a cargo del intendente de turno. La integraron además secretarios de gobierno y dos concejales por bloque. Aunque la comisión central tomó las decisiones principales, las reuniones fueron abiertas. Este año, se sumó una subcomisión llamada “Bodas de Oro” que colaboró vendiendo rifas, remeras, mates, agendas y otros productos, lo que también ayudó a recaudar fondos.
“No hubo magia, fue trabajo y organización. Un evento de esta magnitud requirió planificación y compromiso. Tuvimos un equipo de personas que trabajó ad honorem, desde quienes cobraban entradas hasta quienes atendían en la cantina o servían comida a los artistas”, destacó la jefa comunal.
“Todos los funcionarios colaboramos. Quizá ahora yo fui la que menos lo hizo por mi rol protocolar, pero cuando pude fui a la cantina y me sumé a las tareas. Colaboraron el viceintendente, concejales y demás funcionarios”, agregó.
Un detalle llamativo: todos los funcionarios compraron su entrada como cualquier vecino. “Yo también pagué el bono de residente. Si quería comer un sándwich, lo pagaba. Cuando ingresé por una puerta diferente, me acerqué a saludar y entregué mi entrada”, aseguró Oviedo.
“Los únicos que recibieron un choripán y una bebida por noche sin cargo fueron quienes trabajaron gratuitamente. Si querían algo más, lo abonaban”, remarcó.
“Nuestro lema fue trabajar con compromiso, responsabilidad, honestidad y transparencia. Por eso publicamos el balance”.
El destino del superávit
La intendenta detalló que, según ordenanza, toda inversión en infraestructura del anfiteatro debía financiarse con recursos municipales. Este año se construyó un nuevo edificio para la cantina (aún en obra), se realizaron arreglos en los sanitarios y el escenario, con una inversión de 31 millones de pesos, descontados del superávit, lo que dejó un remanente de 68 millones.
Otra ordenanza establece que, si hay ganancias, la mitad debe destinarse al anfiteatro y la otra a la Secretaría de Cultura. “Hablamos con el secretario y acordamos que este año todo se invertiría en la infraestructura del anfiteatro, sin desfinanciar el área de Cultura”, explicó.
Los fondos restantes se utilizarán para finalizar la cantina, ampliar el escenario con un espacio permanente para los bailarines y construir nuevos sanitarios. “Son obras costosas, pero estimamos que el dinero alcanzará”, concluyó Oviedo, publicó Elentrerios.
(APFDigital)
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